EL CLARÍN TOCA AL AMANECER. JAIME COSTA.

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El clarín toca al amanecer es un libro de Jaime Costa, Ex Comandante del Ejército Rebelde, Combatiente del Moncada, Expedicionario del Granma, y que fue condenado a 30 años en las cárceles castristas. Editado por las Ediciones Manatí, consta de 468 páginas y tiene un prólog de Jorge Valls.

En uno de los capítulos Jaime Costa cuenta la verdad sobre la muerte de Camilo Cienfuegos, que él presenció. Este libro es fundamental para conocer las atrocidades del castrismo, por uno de sus protagonistas, quien estuvo en un lado, y luego en el otro, en el de los defensores de la libertad.

«Todos hablaban de la aparición de Camilo, y los centros de información se sentían presionados por la gente, que querían noticias en detalle. Yo seguía sin saber la verdad de aquel raro juego.

Volvimos a entrar en el rústico caserón campesino, y nos acercamos nuevamente a Fidel, que escuchaba a dorticós:

-¿No ves? te lo dije -le repetía, exhibiendo su triunfal alegría-, no queda más remedio que hacer lo que se hizo con Frank País, ya que cogerá demasiada fuerza y tendrás que responderle de todo esto y finalmente compartir el poder con él… ‘no se puede dar marcha atrás’, para todos Raúl está perdido y nadie pregunta por él, les da lo mismo que aparezca o no, y tal vez prefieren que no lo encuentren. Voy a dar orden de que digan que Raúl apareció y verás que se pierde la noticia sin que a nadie le interese.

-¿Tú crees que será así? -preguntó Fidel, mostrando cara de absoluta ingenuidad y casi me pareció que no había pensado la pregunta, sino que la hizo mecánicamente, sin procesarla, teniendo su cerebro ocupado por otra idea.

Alejándose, Dorticós fue a conversar con el mismo grupo de la ocasión anterior y se mantuvo con ellos no menos de media hora, regresando a donde estaba Fidel, que caminaba lentamente, pero afirmando con fuerza cada pisada, como si los pies estuvieran expresando conclusiones a las que iba arribando su cerebro.

-Nadie le hizo caso a la noticia, -repetía ahora Dorticós, añadiendo:- acuérdate de Frank País.

Fidel se detuivo un ratico en silencio y sin decir algo, como quien de hecho acepta la idea que le han filtrado en su mente, dijo:

-Bueno, vamos.

La expresión de Dorticós parecía triunfal, como que había ganado la partida y se sentía seguro de que ya Fidel estaba en el plan de acción para ejecutar lo que le tenían programado como principal actor, máximo jerarca y figura decisiva. Todos fuimos para los autos, no sé cómo yo me senté en el timón de uno, y a mi lado Almeida, atrás otra persona que no recuerdo y Fidel Castro, quien esta ocasión tampoco hizo la menor referencia personal a mí. Salimos rumbo a la Ciénaga de Zapata, que está en el lado opuesto, al sur de la Isla. Yo no conocía el camino y Almeida me orientaba, constituyendo una caravana de vehículos, que eludíamos toda complicación para llegar al lugar propuesto. Por el radio del auto oímos que un parte de Palacio había desmentido la información previa que afirmaba la aparición de Camilo Cienfuegos, informando además, que ya se había localizado a Raúl Castro. Movimos para otras estaciones y repetían lo mismo, finalmente volvían a sus informaciones rutinarias y apagamos el receptor. Todos estábamos en silencio cuando llegamos al batey de un centro agrícola, con casas dispersas que no parecían ocupadas por gentes del lugar, sino como almacenes de aperos de labranza, maquinarias, abonos, y más allá una casa de vivienda cuyo amplio portal avanzaba un tanto haci ala explanada.

La casa había sido seguramente, la residencia de los señores expropiados y ahora era usada, según me pareció, como lugar de descanso y trabajo discreto. Frente a la misma, la explanada se prolongaba formando una pequeña pista de aterrizaje, en la cual había un avión Cesna, que era el que habitualmente utilizaba Camilo Cienfuegos.

Fidel entró en la casa, sentándose en un sofá y estirándose a lo largo, como si necesitara descanso. Oía todo cuanto se decía y pasaba la vista, sin detenerse en alguien, o se quedaba con la mirada perdida, como si estuviera estudiando los secretos de la pared, simulaba prestar atención a cuanto le decían unos yotros, sin dar respuesta alguna a nadie, más bien como si estuviera catalogando las opiniones que iba escuchando de quienes, por su jerarquía, se sentían autorizados a opinar, o decir algo.

Entró Agustín Martínez, quien dando por situado el tema a que se refería, le dijo:

-¿Qué te parece, igual que Frank País, que era tan líder como tú, porque los del 26 de Julio le obedecían más que a tí y no quedó más remedio que entregarlo? Fue el Partido -añadió vivamente- el primero que se dio cuenta, ya que él tenía muchas simpatías por los americanos y estos lo valoraban mucho, en la medida en que se iba convirtiendo en líder del Ejército Rebelde, pues tú dabas una orden y la gente iba a consultarle para ver si la aprobaba o no, antes de cumplirla, y ahora se repite la historia con éste, que tiene la simpatía de los americanos y del Ejército Rebelde. ¿Tú viste la alegría del pueblo cuando se dijo que había aparecido?

Fidel permanecía en silencio, no denotaba ni aprobación, ni rechazo, sencillamente oía y seguía en abstracción.

Entró Aragonés y también, sin introducción alguna, como apoyándose por lo expuesto por Augusto Martínez, le decía:

-¿Tú pensaste que el pueblo se lanzara a la calle, como lo hizo con la noticia de la aparición de Camilo? ¿No fue igual que cuando dijo que había aparecido Raúl, verdad?

Fidel tampoco articuló palabra alguna. Eran las mismas ideas que se repetían, bajando de categoría los exponenetes y de elegancia en la expresión, pero las mismas ideas machacadas, repetidas, elaboradas por alguien tras bambalinas, que se las iban haciendo entrar en el cerebro poco a poco, a través de tres personas distintas a las cuales había oido las mismas expresiones, o era un teatro por el cual se hacía aparecer que Fidel estaba siendo empujado a una decisión que ya estaba tomada, porque había nacido en él, y los demás eran únicamente supuestos gestores que servían para darle la sensación de voluntad colegiada a lo que era irrefrenable propósito en la mente del máximo dirigente.

Fidel seguía en silencio. Tenía un tabaco apagado en la mano izquierda y permanecía tirado en el sofá, con la espalda apoyada sobre el brazo derecho. Luego de permanecer en la misma posición un largo rato se puso de pie y pidiendo que nadie lo acompañara, que quería estar solo, salió y comenzó a pasearse lentamente frente a la casa…»

(Continuará)

8 respuestas a “EL CLARÍN TOCA AL AMANECER. JAIME COSTA.”

  1. Interesantísimo libro que procuraré conseguir en dos semanas, durante mis breves vacaciones en la capital de Cataluña, previa escala en la ciudad luz. No está especificado si ese libro, como aquel sobre el Che que ayer mencionaba Mme. Valdés, se consigue en España. comcretamente en Barcelona, pero espero que así sea.

    Desde que llegué a Cuba no oigo más que comentar por la gente de a pie que a Camilo y al Che «los mandaron eliminar» o «los dejaron morir» (esto último aplicado más bien a mi compatriota). Es cómico o en todo caso patético: esa convicción parece estar incorporada al disco duro de muchísimos cubanos, pero oficialmente se sigue bombardeando a la opinión pública con loas a Camilo y al Che y a la perdida que significaron para la revolución cubana.

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  2. Decididamente un libro que hay que buscar. Esta anecdota no la habia escuchado o leido anteriormente. Manana publicare la entrevista que le hice a Huber Matos en 1989, donde el conto su version de los hechos hace 20 anos.

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  3. Espero con interés la transcripción del Sr. del Valle. Leí la autobiografía de Huber Matos hace años, titulada, si mal no recuerdo, «Cuando llegó la noche». Conocí personalmente al autor en Buenos Aires, poco después pero hace varios años también, oportunidad en la que le pedí que me dedicara el libro. Lo hizo, y sólo me pidió a cambio poder conservar mi tarjeta de visita…

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  4. El portal http://josepepinalvarez.com contiene información sobre el proyecto de investigación “Repensando la rebelión cubana de 1952-1959” que lleva ya más de dos décadas.
    Los tres libros publicados hasta ahora son el tema central. Es un modesto esfuerzo en la búsquera de la realidad histórica de aquella época.
    Les agradecería incluir el enlace a dicho portal entre los que tienen y/o hacerle una nota especial.
    Gracias mil.

    José (Pepín) Alvarez

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  5. lo que me deja grandes duda es que si este comandante ,,JAIME COSTA a los cuatro meses de tiumfar la revolucion ya estaba preso como puede decir en su entrevista que estaba en el lugar de los hecho cuando mataron a camilo ,,creo que esta tratando de vender su libro y mas na ,,si creen que es mentira lo que digo vayan a internet y pongan comandante jaime costa y vera su trayectoria ,,alguien miente y no soy yo,,por otro lado en la finca esa habia un areopuerto que la avioneta de camilo pudo aterrisar ?

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  6. Aclarando el comentario del señor Jorge. Para empezar las ideas detrás de publicar este libro nunca fue tanto el interés de ventas si no la oportunidad de contar los hechos verdaderos y las ocurrencias que el comandante Jaime Costa Chavez presencio. Se que todo el mundo tiene derecho a su opinión, por lo tanto de todo lo que comentaste en referencia a tus gran dudas sobre lo que publico el comandante en su libro. Te cuento, no todo el mundo tiene la gran oportunidad de sentarse afrente ese comandante y escuchar en detalle su gran historia. Yo si e tenido esa fortuna y te digo que no es todo los días que uno se enfrenta a una persona tan solida con tanta dignidad. Lucho por libertad propia y la de su patria sin perder vista de sus creencias. Conclusión le recomiendo la lectura de EL CLARÍN TOCA AL AMANECER a todo el que le gustaría leer una gran historia que se trata de un luchador que en día presente y para siempre el la historia de Cuba será un Gran Comandante. ((( N.C )))

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  7. Rafael Rodríguez

    Publiqué mi comentario hace unos días con todo mi respeto al Señor Costa y a la Señorita Zoe Valdés. Simplemente opino que la narración del señor Costa en el libro difiere de la que narra en un vídeo en Youtube.
    Osvaldo Dorticós Torrado fue siempre una figura decorativa en Cuba. Imposible que ese pelele fuera partícipe del asesinato de Camilo Cienfuegos, mucho menos hacer indicaciones a Fidel Castro, que jamás ha aceptado ni siquiera una sugerencia de alguien.
    Repito, si todas las personas que nombra el Señor Costa en su narración hubieran estado presentes en ese escenario, no hubieran durado vivos más que unas pocas horas. Cuando se hace algo de esa magnitud, los testigos también desaparecen.
    Tal vez mi comentario molestó y lo retiraron. Están en su derecho, no es mi website. Seguramente que borran éste también.
    Dios Bendiga a Todos.

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  8. Dónde se puede descargar el libro?

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