EL CLARÍN TOCA AL AMANECER. JAIME COSTA. (II).

…»Yo me acerqué a la ventana, revisando el paisaje que me ofrecían los pequeños grupos que conversaban aquí y allá, y a cierta distancia en la minúscula pista de aterrizaje, el pequeño avión de Camilo cienfuegos. No se me ocurrió entonces pararme y decirle a todos:

-Miren, este es el avión que estamos buscando, este es el avión de Camilo.

Quedé mudo. Nadie se me acercaba, nadie me hablaba. Fidel iba y venía como si contara los pasos. A la izquierda, otras casas rústicas que me lucieron desocupadas. Pensé que la única regularmente habitada era en la que estábamos nosotros.

Llegaron dos máquinas que habían salido un rato antes,  trayendo algunas cosas de comer, que supuse habían adquirido en algún pueblo próximo y penetrando en la casa, fueron a una habitación interior, supuestamente el comedor. Muchos se movieron en igual dirección para participar de los alimentos. Yo me quedé en el mismo lugar, me sentía aislado y confundido y tods, como obedeciendo a una orden que se mantenía en silencio, no pasando de frases a palabras entrecortadas y mínimos comentarios. Sólo los de más rango conversaban en pequeños grupos separados.

Bastante más tarde llegó Raúl Castro con ramiro valdés y alguien más. No hubo saludos, nadie dijo nada. Raúl preguntó por Fidel y, seguido de Ramiro, fue en su busca pues había desaparecido del escenario visible. La presencia e inmediata ausencia de Raúl provocó la atención de todos, el murmullo de cuyos bajos comentarios cobró el tono más alto, pero todo siguió igual, excepto que sólo quedaban al alcance de mi vista los de rango superior y personal auxiliar, todos los «notables» fueron desapareciendo.

Al poco rato, el silencio imperante hasta entonces fue roto abruptamente, comenzando a oirse voces altas, gritos a veces, exclamaciones e imprecaciones, de un tono más alto… oí la voz tiplada de Raúl, como es habitual cuando él quiere imponerse y hacerse oir, puse atención y no oi más a Raúl. El vocerío venía de una de las casas próximas a la residencia en que nosotros estábamos. Hubo unos minutos de silencio, y luego la voz de Fidel, comoexpresando una conclusión que decía: «El pueblo es el que  te condena, nosotros no, y te condena porque quieres ser más que yo, y eso lo destruiría todo y se hundiría la revolución».

Después, la voz de Camilo que decía:

-¡Qué carajo la revolución!, si tú sabes que esto se ha jodido por la cantidad de parásitos comunistas que tú has traído al gobierno, y que todas las acusaciones no son más que intrigas de los comunistas con los cuales yo he estado en conflicto desde hace tiempo, y no me soportan, porque no pueden manejarme.

Sonaron golpes como si fueran manotazos dados sobre una mesa, y después un golpe seco, como si un cuerpo hubiera sido lanzado contra la pared de madera. Y un balbuceo de dorticós, que decía:

-Ya ves, ya ves -y se extendía en expresiones que sólo capté a retazos. Otra vez Camilo, que decía:

-Ahí tienes a Dorticós, intrigante número uno, por entregar la revolución a los comunistas, que cuando nosotros luchábamos, era un miserable botellero de Batista, aspirante a aristócrata, que se ha convertido en el abrepuertas del Partido Comunista.»

(Continuará)

Entrevista con Luis Guardia, Peter Corzo, y Jaime Costa, en el programa de Ninoska Pérez Castellón:

5 respuestas a “EL CLARÍN TOCA AL AMANECER. JAIME COSTA. (II).”

  1. Wow! que interesante esta toda esta historia… o sea, Camilo llego vivo a reunirse con los Castros y comparsa? Mientras me llega el libro, que voy a ordenar ya, seguire estos relatos aqui..

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  2. No recuerdo cuando ni donde pero leí eso hace ya un tiempo. Falta una parte con Camilo sangrando por la boca o la nariz, amarrado y echando palabrotas, pero siervo de su amo Fidel hasta el último aliento. Puedo imaginar que haya sido de forma similar.

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  3. Buscaré el libro de Jaime Costa en Barcelona, a mediados de este mes. Los adelantos que publica este blog me están intrigando y trato de no leerlos para leer el libro completo. Mientras tanto, leeré una novela cubana que un amigo y compatriota, al que llamaremos Chango, me ha prestado hoy «a condición de devolución» (como si yo no devolviera los libros que me prestan). La novela se llama «La nada cotidiana», fue editado en Barcelona en 1995 y está dedicado por su autora a mi amigo y compatriota con palabras muy tiernas. Qué envidia.

    Bearcelona, Barcelona. Un afecto profundo, único, me liga a ella. Cuando camino por el paseo del Prado, en La Habana, de Neptuno al Malecón, trato de imaginarme La Rambla de Barcelona, porque me han dicho que la diseñó el mismo arquiotecto que diseñó el Prado. Pero lo que veo en derredor, de una y otra calle que conduce al malecón, es tristeza, pobreza y prostitución. El Prado de La Habana debe haber conocido, como me han dicho, tiempos mejores en la Perla del Caribe. Cuando era una Perla sn serio.

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  4. Constantino Arsola

    Mi abuela desde chiquito me decía Fidel mató a Camilo, engañaron al pueblo a los niños de las escuelas pero a mi y mi familia nunca,era evidente por q enseguida puso a RAUL CASTRO en el puesto de Camilo q era el jefe del estado mayor del ejército rebelde y tampoco había un hombre en cuba más querido q Camilo CIENFUEGO, así me decía mi abuela.Eliminaron a Camilo estos miserables comunistas.

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  5. Hola pudiera darme un link para descargar el libro completo

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