Damage Control.
Por Charlie Bravo
¿Qué puede hacer uno que hace reverencias y besamanos ante el Rey de los Sauditas para disipar las dudas sobre su simpatías por el Islam o pertenencia a éste? Pues se consigue un perro. Con atraso, pero se lo consigue. Un buen musulmán odia a los perros. Un musulmán que quiere embarajar el tiro se consigue un perro. Y luego se lava siete veces. O algo así, quién sabe.
Ah, y da un discurso donde menciona mucho a Jesucristo y la Pascua de Resurrección y no deja fuera ni por asomo la Pascua Judía. No faltaría más. Nada más y nada menos es eso lo que han hecho los spinmeisters de O el Supremo para que la gente olvide las genuflexiones, ya que la cantinflesca explicación ofrecida por el departamento de relaciones públicas de la Casa Blanca generó burlas y caricaturas, chistes de toda laya y una buena mancha de ridículo.
Pues claro, ahora sólo falta que celebremos la llegada del perro presidencial, no se apuren que será el martes, y que nos olvidemos de una buena vez y por todas de la avanzadilla «congresional» que visitó Cuba, de las ambiguas declaraciones de abandono a los judíos y los armenios en Turquía, de la falta de voluntad de hacer saltar a los piratas musulmanes de Somalia por los aires, y claro, de los coqueteos con el Bizco de Teherán, y la Diva Histérica de Caracas.
Demos mucha importancia al discurso que los escribas ponen en las manos -o el teleprompter- del Gran O y olvidemonos que ahora solo comienza el besuqueo de lejos con Raúl Castro y comparsa, con la bendición de Fidel y camarilla. Luego vendrá la legitimización de la dictadura ya que la traición a la disidencia pacífica ha comenzado. Total, dejemos que la seguridad nacional se vaya al demonio, y que el O haga de las suyas mientras cita -¿en falso?- a Jesús, Martin Luther King, y abandona a Biscet y Antúnez que también citan a Jesús y Martin Luther King, y precisamente por eso son encarcelados. De paso, recordemos también que el pastor de la iglesia adonde fue durante veinte años escupió su veneno antisemita solo en los días que el Obamatrón no asistió al sermón dominical, o mejor, recordémoslo también.
Que no nos vengan con historias que los siete enanitos mentales del Black Caucus van a Cuba sin el conocimiento de Blanca Nieves, digo, de Hillary Clinton. Que no nos salgan con el cuento de que el O Supremo de las Izquierdas (el Cero a la Izquierda, para mi) no sabe nada de las andanzas de sus grandes amigos por La Habana y que no se atrevan a sugerirnos que el esclavista de Birán no le mandó un regalito. Bueno, quizás el regalito no es tan bueno o sustancioso como el que le dió el esclavista de Jeddah y la Mecca, el rey Abdullah, pero que no nos digan que no hay tráfico de regalitos bajo la mesa. Solo espero que los regalitos no se los hayan llevado esclavos africanos castrados, de los que cuidan los harenes de mujeres esclavizadas en Arabia Saudita. O que el Moro no haya hecho una oferta de compra por la Primera Dama.
En fin, que como dicen los chinos con esa sonrisa de dueños de la otrora riqueza nacional, vivimos en tiempos muy interesantes. Mi consejo a los balseros cubanos: conviértanse al Islam. Aunque sea de boca para afuera. Seguro la Guardia Bi-Costera los acepta para no contrariar al Cero a la Izquierda. Que no es más que eso, un Cero a la Izquierda.
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