Celebremos el día de nuestro idioma con una gran poeta y escritora cubana: Nedda G. De Anhalt, de quien acabo de recibir sus libros, muy agradecida.
Nedda G. De Anhalt nació en 1934 en La Habana, Cuba; obtuvo la nacionalidad mexicana en 1967. Realizó estudios de Derecho Civil en la Universidad de La Habana y de literatura en el Sarah Lawrence College, de Nueva York. Obtuvo el Bachelor of arts in general studies, el certificado de maestra de español como segundo idioma y la maestría en estudios latinoamericanos por la Universidad de Las Américas. Además del presente volúmen, es autora de El correo del azar (1984), El Banquete (1991), Rojo y naranja sobre rojo (1991), Cine: la gran seducción (1991). Allá donde ves la neblina: un acercamiento a la obra de Sergio Galindo (1992). La fiesta innombrable. Trece poetas cubanos (1992), Cuentos inauditos (1994), Crítica apasionada (1994). A buena hora mangos verdes (1998), Dile que pienso en ella (1999), ¿Por qué Dreyfus? El ensayo de un crímen (2003).
«Poesía, un vocablo que usamos para alabar un cierto tipo de escritura de alta intensidad, es el excitante lenguaje universal de la imaginación y las pasiones que, según el crítico británico William Hazlitt, «el corazón sostiene con la naturaleza y consigo mismo».
Ese diálogo privilegiado con repetición rítmica, juegos metafóricos de sonidos o de convenciones improbables en el que se suprimen los signos de puntuación al estilo mallarmeano -señalado por Octavio Paz-, cada poeta lo despliega con una estética personal. Así lo hicieron Christopher Smart, al escribir un poema de setenta y tres versos dedicado a su gato; Apollinaire, con sus Caligramas; Lewis Carroll, en Alicia en el País de las Maravillas, cuando el ratón declama sus versos ante ella y la mente de Alicia visualiza la recitación en la forma de cola de su versificador.
Sin olvidar, por supuesto, el poema épico escrito en sánscrito, ca. 500 a.C.., que describe las peleas, a la Caín y Abel, de los descendientes del Rey Bharata, los cinco Pandavas contra los cien hijos de Dhritarashtra, en el Mahabharata –considerado el poema más extenso de la humanidad-.
He mencionado un tanto al azar lo anterior, porque aunque una viva enamorada de las palabras, el sujeto de la poesía no son sólo las palabras, y la poesía como realidad viviente no radica tan sólo en la dialéctica cerrada del libro ni en el conteo estricto de ciertas sílabas o versos.
La poesía se despliega y encarna de formas diversas: en el movimiento incesante de los tentáculos de un pulpo, en el propio ritmo de las olas del mar. Ella florece en los sitios más insospechados; por ejemplo, en una isla.
Si parafraseo el verso de William Blake «to see a world in a grain of salt», yo podría decir algo similar, pues veo el universo, el cielo, el infierno, la eternidad, y el infinito, precisamente, en una isla. Una isla heteronómica -a la Caeiro, Reis y Campos-, de variada y variables sentimientos, unificada y legitimada por la apariencia y la realidad -que es la esencia de cualquier problema poético, al decir de Luis Cernuda-.
Esta invitada invisible exacerba un apetito de ansiedad y arde dentro de mí como un pedazo de conciencia que anhelo liberar mitificándola, del mismo modo que Fernando Pessoa ambicionaba hacerlo: «Quiero ser un creador de mitos, que es el más alto misterio que un ser humano puede realizar».
Mi involucramiento con el dolor y la miseria en el frágil destino de una isla amada, perdida y ya nunca más encontrada, se resuelve en un conflicto que la poesía me ayuda a «escuchar con mayor fidelidad su voz oculta». Al Hacerlo, me entiendo a mí misma.»
Nedda G. De Anhalt.
Poemas de Cuadernos de Exilio, Editorial Praxis y Pen Club de México, 2006.
LA ISLA Y LA ISLITA
Tu imagen
Isla
dámela
Te ha tomado
mucho tiempo
fundir
la espina dorsal
de tu sombra
a la de tu
islita
olorosa a madera
BRUJERÍAS
El babalawo
lo advirtió:
Si ven la
Isla
quedarán ciegos.
Muchos, conscientes
de sus iris, niñas,
manchas, máculas, vítreos,
y retinas,
se cubren con dedos
«en un mundo sin manos».
LA LIBERTAD
Tristres recuerdos de tradiciones.
Sindo Garay
¿Dónde se esconde ella?
Unos dicen que en Bayamo.
Otros, que anda oculta
porque un obstáculo fortuito
ha impedido su aparición.
No falta la que jura
que ha muerto
al ver a su Isla
metamorfoseada. Irreconocible.
¿Volverá?
APNEA
Cualquier Isla
enferma
expulsa al exterior
el veneno
que la paraliza.
Ésta no lo hace.
Pobre Isla
pálida,
malherida de aliento,
incapaz de cometer un crimen.
Siempre de temor ataviada.
Otro post sobre Nedda G. De Anhalt en este blog, leer aquí.
Desgarrantes sus poemas. Bello post, Chevalier.
Éblouissant.
Me encanto su libro de entrevistas con varios escritores cubanos del exilio.
Escogiste a una de mis poetas preferidas. Ay los astros!
Sí, también me gusta mucho Nedda G. de Anhalt.
Los judios estuvieron 40 años vagando por el desierto como castigo por haber dudado de Dios en pos de la tierra prometida, pero no la llegaron a tener sino hasta 1948; imaginense que clase de castigo llevamos los cubanos por mas de 50 años por haber perdido la tierra prometida, porque nosotros si la tuvimos antes de 1959, y ese documental es un excelente testimonio de lo que digo. Los cubanos no supieron valorar lo que tenian antes de 1959, y en vez de perfeccionar la democracia por la via de las elecciones de 1958, en las que no se postulo Batista por cierto, prefirieron adorar a un falso mesias, egocentrico y pandillero, que los hizo renegar de sus tradiciones, religion y de los familiares que no simpatizaban con su regimen. Es mucho para un cartucho, de ahi el castigo de mas de 50 años vagando por ese desierto en el que cada vez mas se convierte nuestra pobre isla.
Me refiero al documental sobre el central Hershey. Se que esto no tiene que ver con el libro de Nedda, directamente claro, y les pido disculpas, pero hace tiempo que queria desahogarme diciendo esto.
Tuvimos la tierra prometida y la dejamos destruir.