Música, horca y cuchillo.
Por Charlie Bravo.
Ya se ha hablado bastante, en Cuba y fuera, y la prensa parece hacer lo
mejor posible por ignorarlo, que los Van Van estan comandados -nunca
mejor usada la palabra- por un asesino. No es precisamente Fidel Castro,
que también comanda y manda en lo que en otros seres se llama alma y en
los Van Van no sé cómo se llama, sino Samuel Formell, estrangulador de
ancianas primero, baterista después, y finalmente, persona con visa de
los Estados Unidos para venir a propagandizar al régimen de sus iguales,
es decir, asesinos que han estrangulado a una nación entera. Y eso es lo
que pasa como música, últimamente, porque lo que interesa es que las
masas lobotomizadas y si es posible alcoholizadas de ambas orillas del
estrecho de la Florida, muevan sus culos rítmica y acompasadamente. Los
hombres nuevo, los hombres huevo. La horca de Samuel fue un vulgar cable
de teléfono, para robar a una anciana que en él confiaba. El hombre
nuevo. Las influencias paternas, y la mano de algun jerarca
gubernamental le sacaron de las galeras del combinado del este, a las
áreas exteriores, y solo pernoctaba en su casa, a salvo. Hasta estudió
batería en su falsa prisión.
En cambio, el pionero del punk rock en Cuba, William Fabián, que hacía
música en contra del régimen y sus voluntades, es ultimado a golpe de
cuchillo este sábado y si no es por los amigos en Cuba este hecho
sangriento pasaría como una estadística más de la siempre creciente
criminalidad en la isla. El crímen, un logro de la revolución, pudiera
decirse. William acababa de actuar en El Mejunje, espacio alternativo en
Santa Clara, cuando un sujeto se le aproximó y le asestó dos puñaladas
en la espalda, tales que el músico no pudo llegar con vida al hospital.
Sucedió el sábado en la noche, y el domingo tuvo lugar su sepelio, con
la asistencia cientos y cientos de rockeros de todo el país rindiendo
homenaje al pionero del punk en la isla.
Conocí a William en los principios de la década del noventa, justo antes
de que formara Eskoria del Odio, que fué el antecedente directo de
Eskoria. Era un tipo que en cada paso desafiaba a las instituciones y al
régimen. Tenía lo que se llama «una actitud rock’n roll» y la
personalidad de una estrella. William vivía y hacía su música en Santa
Clara, y si uno piensa que hacer rock en La Habana es difícil,
imagínense como será en las provincias. Recordemos que el verdadero
exterior penal era donde mal vivía William, no los jardines del
Combinado del Este formellianos. En Cuba, el verdadero exterior penal es
calle y paisaje, pues le pueden meter al «tanque» a uno por nada y en
cualquier momento.
Eskoria no tuvo jamás acceso a los estudios ni los medios. Grabaron
solamente dos maquetas, que espero que sean remasterizadas un día, «Puta
Vida» y «Al fin por fin». El atrevimiento de Eskoria no les ganó amigos
entre los personeros de la cultura, ni falta que les hacía. Mucho menos
ahora, cuando William cae atacado por la espalda, como una víctima más
del modo violento que es el modo impuesto por la dictadura. No podría
ser de otra forma, para el que valientemente usó la palabra empleada por
Castro para señalar a los desafectos desde la época del Mariel. El
régimen, con sus hombres nuevos, asesina por la espalda a los pocos
valientes que se atreven a desafiarle. Que el producto de la revolución
apuñale al creador es muy sintomático. Total, la revolución ya ha
asesinado al arte y los artistas -los verdaderos artistas independientes-
desde hace mucho. Que alguien aclare la golpiza que llevó a Benny Moré a
su muerte, por ejemplo.
Formell & Formell, padre e hijo, con su banda, dejan un legado
anestésico, muy apropiado para las masas….
Y les dejo a ustedes con el legado de William y Eskoria, el
anti-anestésico, muy temido por los controladores de la masa castrista.
http://www.4shared.com/file/157664718/8a2daaa5/EsKoria_-_Al_fin_por_fin.html
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