Una noche, a finales de los noventa, nos llamó Margarita Camacho para decirme que nos invitaba a cenar a mí y a Ricardo porque una persona quería conocernos. Al llegar a su casa nos encontramos con el fraile franciscano Miguel Ángel Loredo. Vestía de jeans, pullóver negro, con el cuello blanco de sacerdote y una cruz de madera sobre el pecho. Se veía muy joven, mucho más de su edad, y tan hermoso como en las célebres imágenes donde es apresado por los castristas. Nos abrazó, y enseguida soltó bastante divertido que había leído todas mis novelas, hasta las más picantes. La cena transcurrió animada, hablando siempre del tema cubano, de su poesía, y de la poesía de Orígenes.
Al irnos lo acompañamos hasta el apartamento donde se quedaba en la rue de Lille, y allí se despidió de nosotros, alegre, prometiéndonos volver a vernos. Nos vimos en varias ocasiones más, dos de ellas en Nueva York, donde tenía su parroquia, y con el pintor Guido Llinás, de quien era muy amigo. Y nunca, nunca, tuve la impresión de que tenía delante a una autoridad que intentaba aleccionarme de una u otra manera, sino a un amigo, a un poeta, a un gran hombre.
Que descanse en paz el padre Miguel Ángel Loredo.
Poemas del libro De la necesidad y del amor. Miguel Ángel Loredo. (Poesía 1967-1979). Prólogo de Armando Álvarez Bravo.
Primer relato (el rostro)
Conjuntamente con mi mano
te va el primer relato: el de mi rostro.
Previo a la explicación de estas historias en
pirotecnia vaga de palabras y gestos
aqui va el rostro mío escueto
a tu lectura. Entra
firme
a saber
directamente los ojos de cansancio
y de fuego.
Marca la fecha aproximada del primer
[espanto.
Anota
el sitio por donde cruzó tal vez
el ave
o la blasfemia. No
tengas pena
-reverencia sí-
pero en cada dibujo de este rostro
saber
y saber más de mí que en todos mis poemas.
—
Justificación del lirismo en poesía
El poeta no escribe el interés de nadie
no habla la experiencia de nadie
lo consigue en el fondo
al develar
y revelar
en cada verso
un algo más
su rostro
su rastro.
—
Segundo relato (el preso)
El encuentro es aquí. La situación
completa:
Soy un preso.
Hay los relatos circulantes
de todo (hace 10 años)
de hoy
también:
la causa
la ocasión
el tiempo. Hay
unas fotos
y ahora
un expediente -o varios- crecidos
engordados de experiencias y achaques.
La situación completa
incluye esta mirada ausente
la sonrisa imposble
y el ahogo.
De traslado en traslado
soy un preso.
La situación es ésa y el
segundo relato:
Soy un preso.
—
—
6 respuestas a “Fallece el sacerdote franciscano Miguel Ángel Loredo.”
Zoé gracias por el excelente recuerdo del Padre Loredo que nos compartes, me emociono de saber que conociste a un hombre como este y que mantengas viva su memoria, aún cuando la web de la COCC no pública nada sobre la muerte de este sacerdote cubano, testigo del presidio político cubano y que siempre levanto su voz por denunciar a la dictadura cubana.
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Inolvidable.
Paz en su tumba.
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El problema es que demasiados cubanos se merecían más gente cómo los Castro y pandilla que gente cómo Loredo.
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http://alvarezgalloso.wordpress.com/2011/09/13/fallece-el-sacerdote-franciscano-miguel-angel-loredo-zoe-valdes/
Gracias por compartir Roberto Carlos.
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http://alvarezgalloso.wordpress.com/2011/09/14/roberto-escobar-astro-de-la-cultura-cubana-universal/
Aqui tengo una entrevista con uno de los astros de la cultura cubana universal. Espero que sea a su gusto.
Roberto Carlos
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