El Rey de España se fue a cazar elefantes a Botswana. Al parecer por aquellos lares sobran elefantes y los jefes de tribus han decidido hacer dinero con los que les nacen de más. Venden la caza de elefantes per cápita a 45 mil euros. El Rey, ¿qué quieren que les diga? Es un Rey. Los bobos son los elefantes que siendo tantos y tan de sobra no les ha dado todavía por acabar a trompazo limpio con la cacería y el exterminio de su especie, que no es tal -como se ha dicho estos días- porque como ya dije, sobran.
A mí los elefantes me fascinan, sobre todo con colmillos. En una época un grupo de militares castristas traficaba con los colmillos de elefantes, con diamantes, cocaína, y de todo lo que les pusieran por delante. No sé si dejaban a los elefantes vivos sin colmillos, cosa que dudo, porque no creo que sea demasiado fácil arrancarles los colmillos a los paquidermos vivos, es probable que se los arrancaran después de masacrarlos. Así que cazarían elefantes a trote y mocha.
El Rey se fue a cazar elefantes en época de crisis. Unos días antes había dicho que se sentía muy mal con lo que estaba pasando en España desde el punto de vista económico. Y días antes también su nieto se había herido en un pie con una escopeta que según la prensa le regaló su padre. Froilán manifestó que no deseaba que se lo dijeran al abuelo para que no se enfadara. No sé si Froilán ya sabe que su abuelo ha tenido un accidente mientras cazaba elefantes, pero debe de estar muy cabreado, o por el contrario muy feliz al ver que su abuelo resultó ser más indisciplinado que él.
El Rey de España casi se mata cazando elefantes, ¡ya tú sabes, nagüe!. Durante la cacería tuvo un accidente, lo que dio como resultado que lo operaran de la cadera, duro, muy heavy; aunque la Reina aclara que se recuperará pronto, que ya camina con muletas, y que regresará a sus obligaciones en dos meses. Le pusieron una prótesis. Como a mí me operaron de la cadera por un accidente que tuve en el 2001, sé lo complicado que es ir al baño con la cadera operada. No es fácil, y me apiado del Rey. No sé si será estreñido como yo, pero que se cuide los puntos de un pujo. Lo siento, pero yo como Álvaro Mutis -con él lo aprendí- soy muy de la monarquía. Sobre todo cuando gracias a esa monarquía España vive en democracia. Aunque lo haya nombrado Franco antes de morirse, pero el Rey fue quien tomó partido para conducir a España a una democracia junto a Adolfo Suárez. Esto, ya lo sé, es el pasado. Y el Rey, cuando se murió Franco, lloró. También lo sé. Pero fue lo que le tocó por la libreta a los españoles.
Pero no olvidemos tampoco que si el Rey está donde está es porque la mayoría del pueblo español lo aprueba. Y supongo yo que el Rey viene cazando elefantes desde la época de Felipe González de manera ininterrumpida, lo que todos los políticos del PSOE aprobaron calladamente a lo largo de estos años.
Yo adoro a los elefantes y hallo muy mal que el Rey de España o cualquiera otra persona los cace, aunque sobren. Y sobre todo hallo extremadamente mal que en los momentos en los que vive España, y el mundo, en una crisis económica donde tantas personas han perdido sus trabajos, casas, y hasta se han suicidado (cazados por los banqueros y por la bolsa), cualquiera quien sea pague la suma tan insoportablemente descarada de asumir de 45 mil euros en una cacería de un elefante. No es humano ni elegante con los elefantes, ni es elegante para los Reyes, ni para nadie. Es de una cochinada atroz. Pero ése es el mundo en el que vivimos.
Lo malo de esta cacería en la que todavía no sabemos si el elefante por el que el Rey se jodió la cadera salvó su vida, es que tampoco hemos podido averiguar mucho más sobre el nuero del Rey, un señor que pintaba también muy elegante y resultó ser un elefante en una cristalería. Todo se ha quedado como en éso…
Volvamos a la cacería real, lo justo sería preguntarse, ¿quién se coge el dinero de las cacerías de los elefantes sobrantes en África? ¿Los jefes de tribus, los presidentes elegidos por el noventa y nueve por ciento de la población en elecciones dudosas? Si sobran los elefantes, y la cacería sirviera para matar el hambre de tantos niños africanos hambrientos y enfermos que estamos viendo constantemente en las pantallas de los televisores, pues me parece muy bien que se cacen, y que el dinero sirva para acabar con el hambre y con las enfermedades. Pero es probable que, precisamente lo que vemos en los notidiarios sean el resultado de que esos jefes de tribus y políticos se embolsillen el dinero de las cacerías, que a su vez es el dinero del contribuyente español, en la ocurrencia ésta del Rey.
Que un Rey cace, pues mira tú, es lo que han hecho los reyes de toda la vida. Ha habido escritores que han ido de caza como y cuando les ha dado la gana, Ernest Hemingway, Marguerite Yourcenar de safari en Kenya (en uno de esos safaris le dio un infarto), y hasta la muy zorrita de Karen Blixen, más conocida como Isak Dinesen. Cazan los leones, cazan los tigres, cazan los osos, y hasta los mismos elefantes. ¿Por qué no iba a cazar el hombre? Cazan, y lo peor no es cuando caza elefantes. Sino cuando se cazan entre ellos.
¿No pescaba Castro delfines? ¿Los delfines son menos que los elefantes? ¿Recuerdan aquellas imágenes de Castro cazando pájaros, liebres, con Nikita Jrushchov? ¿Y qué, los pájaros y las liebres son menos que los elefantes? Y cazaban con el dinero del pueblo. ¿Alguien protestó? No que yo sepa. Durante aquella cacería, por cierto, fue que se discutió, a posteriori, lo de esconder los misiles soviéticos en la isla, ¿no? Seguramente. ¿Con qué intención? Con cazar al mundo. Pero eso es lo que trajo el barco.
Zoé Valdés.
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