No es la primera vez que programan una película en una sala alternativa de cine. Lo hicieron con Te quiero y te llevo al cine de Ricardo Vega, a inicios de los años noventa. La estrenaron una sola vez en el Festival de Cine de La Habana, después de muchas discusiones y de años de trabajo (7 en total) y luego la desaparecieron, y la condenaron al ostracismo y la censura. Es lo típico de la dictadura y del ICAIC, dictadura dentro de la dictadura.
Admiro la paciencia de Alejandro Ríos por rescatar este cine, qué aguante.
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