Siguen las mentiras, plagios y tonterías infundadas acerca de Fulgencio Batista; por suerte hoy tenemos en este blog el testimonio de Roberto Torricella, amigo muy cercano del ex presidente de Cuba, a quien he entrevistado y con quien me une una excelente amistad:
«En diciembre de 1956 se reunieron el Dr. Tony Varona, en sustitución del Dr. Prio, que volvió al exilio, el Dr. Blanco Santana por la Organización Auténtica, que estaba bajo el mando del Dr. Aureliano Sánchez Arango que era el brazo armado del Dr. Prío y los doctores Menelao Mora, Norberto Martínez y Ricardo Madam, con el propósito de concertar un plan para matar al Presidente Batista. El plan consistía en rodear el Palacio Presidencial e impedir que nadie saliera.
La intención de los miembros de la Organización Auténtica el 13 de marzo de 1957, encabezando el grupo asaltante Menelao Mora con la ayuda estratégica de José Antonio Echeverría del Directorio Estudiantil Universitario desde Radio Reloj, fue no solamente asesinar al Presidente de la República, General Fulgencio Batista, sino también asesinar y liquidar a toda su familia. Esto quedó confirmado por el plano de Palacio Presidencial usado por los asaltantes que se encontró, proveniente de las oficinas de prensa del Palacio, y las anotaciones que contenía, verificando la macabra intención de asesinar a toda la familia presidencial ya que al revisarse dicho plano marcaba las habitaciones de los hijos de Batista con esta nota: “para que no quede ni la semilla”. ¿No les recuerda esto la ejecución comunista de la familia del Zar de Rusia?
En la planta baja del Palacio Presidencial se encontraban las Oficinas de Prensa. Los periodistas acreditados por sus respectivos rotativos, entraban y salían libremente para cumplir su trabajo, sin ningún escrutinio.
El Presidente Batista hace público en su discurso del 10 de Marzo de 1957: “Castro y su revolución obedecen consignas comunistas”, y ya en la Sierra Maestra estaban practicando tácticas y métodos comunistas donde fusilaban a algunos de sus propios hombres. También el Presidente recibe información confidencial de un planeado ataque al Palacio Presidencial encabezado por Menelao Mora. El Presidente pide al Coronel Orlando Piedra que le lleve esa información al amigo congresista Cándido Mora para evitar dicho ataque y su consecuente derramamiento de sangre, pero debido a la fuerte enemistad existente entre ambos hermanos, Menelao y Cándido, éste último hizo varios intentos para comunicarse pero no lo pudo lograr.
El Comandante Armando Acosta, Jefe del Departamento de Represión del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), ordenó se patrullara Palacio 24 horas al día por dos carros del SIM dando vueltas, el primero en un círculo más cerrado (pegado al Palacio) y el otro en un círculo un poco más amplio, relevándose continuamente. El día del asalto eran los carros 72 y 69. El carro 72, al mando del Cabo Eustacio Morales Cruz, se había estacionado cerca de la esquina sureste del Palacio. A uno de sus hombres, quien fue entre los primeros en repeler el ataque, le partieron la garganta de su arma de un balazo. El carro 69, al mando del Sgto. Fidencio Delgado, llegó y se estacionó en la esquina suroeste del Palacio cerca de los cigarros Partagás, cerrando así el envolvimiento. Ambas unidades repelieron la agresión.
El General Roberto Fernández Miranda, sin conocimiento y aprobación del Presidente, instaló de forma escondida dos ametralladoras calibre 30 debajo de las escalinatas del Palacio y principalmente, la ubicada a la derecha, cubría también la entrada trasera del Palacio por donde entraron los atacantes. Las municiones para éstas fueron adquiridas con una amplia donación hecha por un conocido amigo ingeniero cubano al constarse que las municiones dadas por órdenes del Jefe del Estado Mayor Conjunto, no servían y eran viejas.
En la oficina central del SIM había un oficial encargado de monitorear las transmisiones radiales y en cumplimiento de sus funciones, escuchó cuando José Antonio Echeverría tomó los estudios de Radio Reloj en Radiocentro y vomitó su asquerosa y mentirosa arenga anunciando que en ese momento se estaba atacando el Palacio Presidencial y que acababa de ser ajusticiado el tirano Fulgencio Batista. Batista no había sido asesinado. El gran error de José Antonio Echeverría que permitió contrarrestar el ataque y evitar su siniestro propósito, fue que él se adelantó e hizo su alocución-anuncio radial como unos 20 minutos antes que el ataque efectivamente comenzara.
El oficial del SIM, al oír la alocución de Echeverría, inmediatamente se comunica por la radio móvil con los carros del grupo de Represión incluyendo a los que estaban patrullando Palacio y pregunta si hay alguna novedad. El carro 72 que estaba en una de las esquinas norte contesta que todo estaba tranquilo y el carro 69, que se encontraba haciendo la circunvalación más amplia, contesta “informaré cuanto antes”. Al acercarse a la esquina opuesta es cuando ve que empiezan a atacar el Palacio y apresuradamente así lo reporta y comienzan a repeler la agresión. Este reporte es oído por muchos otros carros del SIM que comienzan a responder.
Viajaba por la Calzada de Columbia hacia La Habana el Comandante Armando Acosta en su vehículo del SIM que escucha el informe del ataque e inmediatamente da órdenes al SIM para que manden inmediatamente todos los carros del Depto. de Represión (eran como unos 20) al Palacio. El Jefe del SIM en esos momentos considera la orden “muy amplia” y solo manda 4 o 5 carros. El carro de Acosta inmediatamente viaja veloz hacia Palacio con las luces encendidas, sirena y un control remoto para cambiar las luces de los semáforos.
Como a siete minutos de empezado el ataque, el radiotelefonista del SIM trata de comunicarse nuevamente con el Comdte. Acosta pero ya éste no contesta pues había llegado a Palacio. Acosta llama al telefonista de Palacio Presidencial y pregunta por donde es el ataque a lo que éste responde que por la Calle Colón (la que pasa por detrás del Palacio y frente al Parque Zayas) y también informa que el Presidente y su familia estaban bien. Acosta, acompañado de un soldado y de su chofer, el soldado Toral, bloquean la entrada norte de Palacio parqueando el auto frente a la puerta principal, calle Refugio (entrada de Embajadores), por donde el vigilante de dicha puerta les da acceso y comienzan a repeler el ataque.
Los atacantes se precipitaron por la salida de atrás del camión, muy bien armados con carabinas americanas M2 semi-automáticas, con dobles magazines de 25 tiros “enteipados” en pares lo que les ahorraba tiempo cambiando los magazines. Asesinaron sorpresivamente a los tres soldados que custodiaban la puerta de la Calle Colón, Mario Verdesia Romero, y los cabos Carlos Hernández Cobo y José Rodríguez Lago, pero tuvieron la sorpresa que los dos carros del SIM le dieron la bienvenida. Muchos, al tirarse del camión, ya habían fallecido. En el piso del camión se encontraron como 8 o 10 pomitos de vidrio transparente, como de media pulgada de diámetro por dos pulgadas de largo, embadurnados por dentro de un polvo blanco, al parecer cocaína, suposición al saber que Eloy, hermano de Carlos Gutiérrez Menoyo, era dueño del bar “Eloy” en la calle Calzada en el Vedado, donde se vendía cocaína y por el enloquecido comportamiento de los atacantes. La naturaleza del referido polvo fue comprobada más tarde en el laboratorio.
Otro de los grupos de los atacantes fue neutralizado por el Sgto. Armando Alemán Gómez, de la guarnición de Palacio, que los contuvo cuando trataban de subir la escalera que conduce del segundo piso al tercero.
El Comdte. Rams desde el tercer piso con la familia presidencial pudo repeler la agresión eficazmente y evitar que tomaran las instalaciones del teléfono y así mismo ordenó al ascensorista que detuviera el elevador en el tercer piso de manera de cerrar el acceso a dicho piso. El elevador solo bajó al segundo piso cuando el General Fernández Miranda pudo llegar a dicho lugar, comunicarse directamente con el Presidente quien, después de confirmar ciertos datos de seguridad, autorizó al ascensorista a que bajara a recogerlo.
De los 42 asaltantes, de los cuales 34 eran del Partido Auténtico y 8 estudiantes, veinte y seis pudieron escapar y los 16 restantes perecieron en combate. Las bajas de los oficiales fueron 5 muertos y 28 heridos. No hubo necesidad de operación de limpieza ya que los que quedaron vivos fuera de Palacio huyeron, algunos de ellos heridos.
Lo que salva la situación es que el Presidente, complaciendo la solicitud de su esposa, permaneció con ella acompañando a su hijo menor, Fulgencito, que estaba enfermo con fiebre alta, y se encontraba desde la mañana en el tercer piso (área residencial del Palacio) ya que nunca bajó ese día a su oficina presidencial del segundo piso. Con el Presidente durante el ataque estaban, además de los mencionados familiares, el Comdte. Alfredo Rams Puente, Ayudante Presidencial, y el soldado Martín Pimentel.
El Presidente Batista, visiblemente compungido, bajó y salió de Palacio a la calle donde se preparaban para recibir otra posible ofensiva. El Presidente llegó frente al Comdte. Acosta y dijo: “Teniente, es triste que pasen estas cosas, especialmente cuando estamos haciendo esfuerzos tan grandes para ir a unas elecciones”.
Roberto Torricella.
En este video Roberto Torricella es uno de los que carga el ataúd en el entierro de Batista:
Este video me lo dio Rubén Batista para mi documental sobre su padre.

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