El padre de Servando, Alí, fue un cantante venezolano muy ligado al chavismo y a Hugo Chávez
¿Se acuerdan cuando los cubanos se burlaban de Saavedra y su aplanadora? Pues eso. Ahora en Miami reciben a todos esos cantartuchos del castrismo con bombos y platillos. No hay vergüenza. Muy bien por esta venezolana.
No, definitivamente no hay la debida vergüenza entre cubanos. Ya, por ejemplo, la vieja y esperpéntica Omara Portuondo, esbirra confirmada y con papeles, que nunca fue cantante de primera y ahora ni hablar, ha dado dos conciertos en Miami. El cubano es muy ligero y propenso al relajo, como si todo fuera un juego, o un rejuego. Se cree demasiado listo, o se quiere pasar de serlo, y eso es una triste y penosa fantasía. Por supuesto hay excepciones, pero son y siempre fueron una minoría. Eso funcionó bastante bien por un tiempo, pero no pudo resistir el ataque de un mal muy serio que nada tiene de juego.