Tras la escena en la Misa de Pascua de Palma de Mallorca, la imagen de la Reina Letizia y de la Princesa de Asturias había sufrido un «estropicio brutal». Por eso, la operación de rodilla del Rey se convertía en el escenario perfecto para la reconciliación real. El criterio de Felipe VI se impuso: también Leonor tenía que ‘pedir perdón’ a su abuela.

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