PROTEÍNA.
Desde que tengo uso de razón recuerdo que el arroz en Cuba lo vendían lleno de gusanos y por la libreta de racionamiento. Eran unos gusanos gordos y en movimiento. Costaba tanto trabajo espulgarlos que mi abuela terminó adoptándolos como proteína y cocinándolos revueltos con el arroz, porque además sumaban más gusanos que arroz. Ni mientras hervían dejaban de revolverse.
Mi madre, histérica y apretándome más las trenzas -como cuando faltaba el aceite- metía tremendas tánganas en la bodega. La tildaban de loca y los del CDR le zumbaban dos Valium y varios buches de ron para que se callara de una vez.
Pues, ayer me enteré de que hasta hace poco no fue que un puñado de cagonios volvieron a protestar, entre ellos y muy bajito contra los gusanos en el arroz.
Bah.
Zoé Valdés.
Foto tomada de Cubanet.