Por Esteban Álvarez-Buylla. Ayer, hace muchos años, no sabía tu nombre. Sin mirarte dos veces, mi cerebro te registró y encontró que eras la llave maestra de mi cerradura mayor. Ya te sigo mirando de vicio, corroborando, convirtiéndome en y cambiando, al parpadear, todo lo que pudieras tocar y en nivel superior, acariciar. Tus ojazos negros son como la noche en que estuve en la guardarraya del cañaveral de la […]
Origen: Ayer –
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